Atardece en Huelva y poco a poco la ciudad va oscureciendo.
Desde mi azotea veo como los últimos rayos de sol impactan contra las ahora
anaranjadas aguas de la marisma Más a lo lejos; no más de un kilómetro, tres
enormes estructuras se imponen en el horizonte del paraje natural.
Las grandes chimeneas quedan a más distancia, pero el humo que sale de ellas se dirige hacía Huelva movido por el aire que llega desde la costa.
Las grandes chimeneas quedan a más distancia, pero el humo que sale de ellas se dirige hacía Huelva movido por el aire que llega desde la costa.
Mientras los primeros ingleses colonizaban el norte de la
provincia onubense con sus deportes de pelota y sus teleras de fundición minera,
poco más abajo de la confluencia entre el Tinto y el Odiel se avistaban por
última vez ballenas; sí ballenas.
Poco a poco Huelva se fue asentando como la capital de la
provincia, sirviendo de principal puerto para la carga y descarga del mineral
salido de los pueblos de la Cuenca Minera Onubense.
Ya a finales del Siglo XIX se propuso a Huelva como núcleo
industrial del Atlántico, pero esto no se conformaría en realidad hasta 1964;
cuando el por entonces alcalde de la ciudad; Federico Molina Orta, bajo el
beneplácito de Franco, impulsó la creación de uno de los más grandes polos
químicos de Europa.
Poco a poco, refinerías de petróleo, gas natural y centrales
térmicas fueron poblando la marisma y restándole terreno a la naturaleza.
En la actualidad el polo químico onubense se halla divido en tres principales zonas: la Punta del Sebo, Palos de la Frontera y la antigua carretera de Sevilla. La industria conforma el 10% del valor bruto de la provincia, generando algo más de 11.000 empleos y ocupando una superficie total equiparable a la del núcleo urbano. Más de 16 grandes empresas aglutinadas bajo las siglas AIQB; conforman las industrias químicas de la provincia de Huelva. Estas empresas se han convertido, sin duda; en el motor de crecimiento de la provincia de Huelva en las últimas décadas, y por lo que parece seguirá liderándolo durante unos cuantos años más, pero ¿A qué precio?
Estudios de la última década realizados por el Centro Nacional de Estudios Epidemiológicos Carlos III, la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona o
Greenpeace; confirman lo que a juicio de muchos onubenses es una realidad desde
hace bastante tiempo. Entre otros resultados significativos, el más impactante
es que la posibilidad de padecer cáncer en Huelva; es un 50% superior a la del
resto de España, y que además; Huelva se encuentra ubicada en el denominado
“Triangulo de la muerte” que conforman Huelva, Cádiz y Sevilla; donde el índice
de padecer cáncer es exponencialmente superior al de cualquier otra
zona de España.
Datos de cáncer terminal en España |
Huelva cuenta además con el aliciente que conforma
tener el mayor vertedero industrial de España y quizás de Europa. Este
vertedero radiactivo es conocido popularmente como los fosfoyesos; que no es
más que el material resultante de un compuesto realizado a base de yeso y
residuos industriales para que éstos sean menos nocivos para el medio ambiente
y las personas. Los fosfoyesos en Huelva ocupan la mitad de la superficie de la
capital y recientemente los más antiguos están empezando a ser cubiertos bajo
una espesa capa de tierra, intentando reducir el impacto visual que causa, a base de la plantación de árboles. Pero la realidad es que los residuos radiactivos, que entre otros
compuestos contienen: uranio, radon,
polonio,plomo o radio; se encuentran apilados en montañas blancas a menos de
300 metros de una de las barriadas onubenses: Perez Cubillas y a menos de 1 kilómetro
del centro de la capital.
Greenpeace
asegura que las radiaciones emitidas por esta masa inerte, pero “Humeante”;
supera 27 veces el límite permitido en Europa.
hasta 1994; compuestos tan
nocivos como el uranio, circulaban libremente por la ría de Huelva,
que
finalmente quedaban depositados en las profundidades, desembocaban en el océano o eran
absorbidos por los innumerables seres vivos que habitan en las marismas
onubenses.
Huelva se debate, por tanto; entre los detractores que ven en
las industrias un sinónimo de cáncer, enfermedades y daño al medio ambiente, y
los que ven en el polo químico un sinónimo de puestos de trabajo y riqueza para
la ciudad.
Para desgracia de la conceptualización
periodística, he de decir que mi opinión no es tan maniquea; y que lejos de ver
al Polo Químico de Huelva como un problema letal e irreversible, veo a las
fábricas y a sus vertidos como un foco de destrucción -a mayor o menor escala- de
toda forma de naturaleza, incluidas las personas.
Huelva
ha sido vertedero de España durante muchas décadas, aguantadas por el silencio
de las autoridades sanitarias, el estoicismo de los dirigentes políticos y de los propios onubenses ; muchos trabajadores que ven razonable pagar el precio de
las enfermedades y la degradación ambiental, a cambio de algo de lo que vivir. Estoy convencido de que Huelva es capaz de tomar otro rumbo;
un nuevo camino hacia el desarrollo sostenible basado en el turismo y el sector
sevicio. Sin duda, explotar los recursos naturales de una tierra nunca es
bueno, pero debemos de pensar y reflexionar sobre qué es mas conveniente; si
aprovechar la valía medioambiental de Huelva y su provincia, o destrozarla en
post de una economía contaminante y nociva para los propios onubenses y su maravillosa tierra.
Por esta razón; confío en que el humeante atardecer que hoy contemplo, pase dentro de poco a ser historia negra de Huelva, siendo nuestra ciudad capaz de reinventarse, tomando ejemplo de otras urbes industriales que ya lo han hecho; avanzando hacia un nuevo futuro que ahora es presente y no quedándonos varados en un tóxico limbo en el tiempo.
Mapa de la situación urbanísitca, industrial y medioambiental en Huelva |
(Pinchar sobre la imagen para mayor resolución)
Para ampliar:
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