martes, 6 de diciembre de 2011

Encadenados al Euro

En los últimos días las previsiones apocalípticas sobre el euro parecen haber cobrado de nuevo vigencia. Si bien es verdad que nunca se fueron, llegaron a estar inmersas en un océano de barómetros y encuestas electorales, y poco después en alegres orgías para algunos y velatorios postelectorales para otros.
La realidad es que por falta de materia prima, o por este limbo transicional en que nos encontramos, el euro vuelve a aparecer tambaleándose en las portadas de la prensa nacional, esta vez aderezados por un toque agridulce con el beso entre Sarkozy y Merkel y las lágrimas de Elsa Fornero, ministra de trabajo Italiana.
Los próximos 8 y 9 de diciembre tendrá lugar en Bruselas la cumbre de los líderes europeos, y ésta hace acrecentar los temores en torno al futuro de  nuestra moneda única.
En la cita, (la última a la que acudirá el actual presidente en funciones José Luis Rodríguez Zapatero) se intentará llegar a un acuerdo sobre cómo fortalecer a la moneda, pero sobre todo a su credibilidad y respeto por parte de inversores extranjeros, que están viendo como no solo ha caído ya Grecia, Irlanda y Portugal, sino que Italia estaba hace unas semanas a un solo paso de despeñarse y llevarse consigo a otros países de la zona, siendo el nuestro el principal candidato para el papel de actor secundario en la debacle.

La reforma que se le debe realizar al euro no es tanto de la propia moneda como del sistema que lo sustenta, Europa debe conformarse como una verdadera comunidad y no como una asociación con ánimo de lucro, si queremos que las cosas vayan a mejor y que naveguen hacia un mejor y estable puerto, hemos de empezar a no creer que somos una colonia alemana en materia económica y sí a sentirnos parte de un todo llamado Europa. Muy común en estos días ha sido escuchar: -porqué votar, si al fin y al cabo decide la Sra.Merkel-, quizás esto no esté tan lejos de la realidad, pero ciertamente esto es así porque nuestros propios líderes parecen quererlo de esta manera, no se reivindican y prefieren parecer políticos sodomizados a manos de la economía antes que parecer sodomizadores en nombre de ésta.

Europa necesita que el Banco Central Europeo no sea solo una institución controlada por las grandes economías a favor de sus intereses, debe ser un banco equivalente a cualquier banco central nacional autónomo, que guíe a sus órganos subsidiarios (bancos centrales de cada país) hacia el mejor camino, y que además pueda ser comprador de deuda soberana con el fin de evitar la especulación de ésta en manos de compradores privados. Necesitamos también un sistema fiscalizador potente y certero, un entramado de organismos e instituciones que regulen el buen cumplimiento de los acuerdos y proyectos económicos para evitar fraudes y engaños entre países de la eurozona. Por último - y creo que más importante que ninguna de las necesidades anteriores- necesitamos un verdadero representante y dirigente europeo, elegido por los europeos y que defienda los intereses de Europa y no de ningún país ni economía concreta más que de la propia que nos une.

Para llevar a cabo estas medidas hace falta un duro proceso de reforma de los últimos tratados europeos, pero lo que es más importante, es necesario un compromiso de todos los países de Europa, y en especial de los 17 que compartimos la moneda única.
El principal enemigo de todo este proceso de reforma es -como casi siempre- el poder. El poner en marcha efectivamente todas las necesidades deficitarias que tiene la eurozona, requiere llevar a cabo una cesión de soberanía al conjunto de Europa, y esto es lo que aterroriza a los políticos y a las naciones, el verse dentro de un sistema que no controlan, el sentirse aprisionados y a las órdenes que dictan desde Bruselas a todas las zonas del "continente". La Unión Europea sería un símil del estado federal Norteamericano, solo que las barras y estrellas pasarían a ser solo estrellas amarillas sobre un fondo azul y el monoligüismo pasaría a ser la torre de Babel de lenguas que se hablan en la Unión.

La moneda única no tiene más de 10 años, no alcanza ni la mayoría de edad y ya se enfrenta a su primera crisis, y no una crisis cualquiera, sino una crisis galopante que será estudiada por nuestros hijos y nietos como una de las más grandes crisis del capitalismo. Si el Euro y con ella Europa resiste a esta crisis, saldrá más fuerte que nunca, y con ello gozaremos de un futuro más próspero, un futuro que de ninguna otra forma España hubiera podido soñar con él.
Por último, para los más pesimistas y apocalípticos respecto al euro, les dedicaría una cita de Marx en sus últimos meses de vida:
 "Nos equivocamos, lo que creíamos que eran alaridos de agonía de un moribundo, resulta que son gritos de euforia de un recién nacido"  (1883, última carta de Karl Marx a Engels refiriéndose al capitalismo)
                                                                                      
                                                                                                               Horacio E. Picón Masero                                                                                                                                                                @horaxitoel 

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